Fiesta, culto y ofrenda en el día de los muertos en la Universidad Autónoma Metropolitana

Tlalpan, Ciudad de México, México, América.- Un festival y un carnaval de colores y olores –con predominio del cempasúchil y el incienso– colmaron la Rectoría General, las unidades académicas y los centros de difusión cultural de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), que cumplió con el culto y la memoria por el Día de los Muertos con un vasto programa de mesas de diálogo, charlas, talleres y, sobre todo, montajes de ofrendas, incluida la monumental en el Centro Histórico de la Ciudad de México.

En la Rectoría General fueron montados altares en el patio central, llenando el espacio con flores, papel picado, veladoras, calaveritas de azúcar y chocolate, frutas y platillos tradicionales.

El Festival, organizado por la Coordinación General de Difusión, la Defensoría de los Derechos Universitarios y las direcciones de Comunicación del Conocimiento y de Comunicación Social, invitó también a un taller de elaboración de papel picado y al concurso de ofrendas, Uamite catrín y catrina, y Calaveritas.

Las áreas de la Tesorería Adjunta de Control Patrimonial; la Sección de Comedor, y la Coordinación General de Información Institucional obtuvieron primero, segundo y tercer lugares, respectivamente, del certamen de altares.

En la competencia de Calaveritas literarias, la primera posición la ocupó Gretel Itzel Hernández Silves; la segunda Oriana Trejo Álvarez y la tercera Beatriz Vázquez Enríquez. En catrinas y catrines, el primer sitio fue para Micheel Guadalupe Zamudio Lozada; el segundo para Mariana Noemí García Avilán, y el tercero para Alondra Ortega Hernández.

En el Auditorio Arquitecto Pedro Ramírez Vázquez, la doctora Sara Bak-Geller Corona dictó la conferencia La fiesta de los muertos: comer, recordar y reciprocar con los no humanos, que fue moderada por la doctora Yissel Arce Padrón, coordinadora general de Difusión.

La profesora e investigadora en el Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM sostuvo que para la cultura mexicana, la celebración del Día de Muertos es herencia, tanto de las culturas prehispánicas como de los cultos católicos, y una festividad de sincretismo cultural.

El propósito de esta celebración es establecer una delimitación entre el mundo de los vivos y de los muertos, y durante dos días –1 y 2 de noviembre– habrá un contacto entre ambos. El elemento central que da orden a dicho universo es la comida ceremonial, el concierto entre muerte y creación, y entre humanos y difuntos.

La Casa de la Primera Imprenta de América instaló un altar dedicado a Juan O’Gorman –julio de 1905- enero de 1982– figura clave y precursor de la arquitectura funcionalista, además de uno de los creadores más representativos del arte del siglo XX en México.

Para dar continuidad a las actividades conmemorativas por el 40 aniversario luctuoso del muralista, el recinto integró cuadros y fotografías de distintas etapas de la vida de éste en el montaje, enmarcado en el ciclo Noche de Museos y realizado por el personal encabezado por la licenciada Ivette Gómez Carrión que durante meses confeccionó figuras en papel y elementos decorativos de la instalación de más de dos metros de altura.

En este proyecto colaborativo para preservar una de las principales tradiciones de los mexicanos participaron miembros del profesorado y el estudiantado de la UAM, vecinos, la Fundación Espacio Nancarrow-O’Gorman, la Escuela de Artesanías del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura y la Unión de Obreros de Artes Gráficas, entre otros colectivos, así como aliados y amigos lectores de ese espacio universitario ubicado en el Centro Histórico capitalino.

Obras del artista plástico Ricardo Nájera y del diseñador francés Thierry Jeannot fueron dispuestas en la casona de la calle de Moneda; en el caso del segundo, una pieza construida con desechos de PET ocupó las escalinatas del inmueble, evocando un cráneo negro sobre un fondo violeta, blanco y naranja y que rinde homenaje a las personas que mueren en situación de calle.

Un Rincón de la Lectura Eterna y un Festival de Cine de Muertos –que compartió sede con el Centro Cultural y Académico Teatro Casa de la Paz– completaron la propuesta para recordar a los fallecidos.

Todas las sedes universitarias cumplieron con la tradición. En la Unidad Lerma los estudiantes fueron los encargados de montar las cinco ofrendas que pudieron apreciarse en ese campus. En la Unidad Iztapalapa Catrinas y calaveras caminaron por los edificios y jardines para acompañar la comparsa del Desfile de catrinas y catrines, ostentando trajes, velos, sombreros, coronas de flores y trajes regionales mexicanos. El Carnaval de los muertos comprendió un concurso de calaveritas literarias; el montaje del Cráneo de la memoria y un memorial en honor de estudiantes, personal académico y administrativo fallecidos.

La Unidad Xochimilco participó con el montaje de una megaofrenda colaborativa, dispuesta en las gradas del extremo oeste de la Biblioteca. En el altar monumental se hicieron presentes la Coordinación de Extensión Universitaria, la Revista Espacio Diseño, las licenciaturas de Sociología, Biología y Estomatología, entre otras.

Además de los elementos característicos de este altar de muertos, se realizaron coloridos tapetes de aserrín con motivos de flores, catrinas y los logos distintivos de los participantes. En la cúspide de la ofrenda se montaron algunas calaveritas literarias que participaron en el certamen que se realiza cada año, las cuales aludían a la Unidad y Xochito, entre ellas la ganadora de Roberto Rivas, estudiante de la Licenciatura en Nutrición Humana

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