En la frontera noreste de México espacios y objetos tienen significaciones cambiantes
Tlalpan, Ciudad de México, México, América.- La región donde se asientan Matamoros, Reynosa y Nuevo Laredo en el estado de Tamaulipas, es un espacio crítico donde confluyen desplazamientos y encuentros que resignifican el espacio y objetos de frontera, afirmó el doctor Jesús Pérez Caballero en el seminario Estéticas de la extracción, organizado por la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
El académico de El Colegio de la Frontera Norte, sede Matamoros, Tamaulipas, planteó que la frontera noreste no es estática, formalista; al contrario, es fértil, muy verde, pero es una zona límite, crítica y muy amplia –de Matamoros a Nuevo Laredo–, es donde se han presentado manifestaciones mayores de violencia y en la historia delincuencial local es importante y mítica para los grupos criminales.
“Ciudad Mier es uno de los lugares más importantes de la cosmovisión criminal donde se han dado alzamientos de grupúsculos de la organización del Golfo frente a la hegemonía de los zetas”, dijo en su ponencia Espacios y objetos de frontera.
“Sabemos que después de la segunda guerra mundial el mundo se dividió en dos partes, lo que ha cambiado con el surgimiento de otros polos hegemónicos. Esa realidad ontológica es aún más amplia que las existentes entre Estados Unidos y México”, explicó el investigador.
“La separación entre vivos y muertos es una de las constantes de la tradición donde se debe incluir Tamaulipas como parte del arco occidental. En este contexto, la religión es la gran estructuradora de ejércitos de muertos, es decir, la preocupación de pastorear a las masas, en tanto que la ciudadanía es una construcción colectiva”.
La idea de frontera supone que concepciones como el hogar y lo doméstico están borrados, por el indicio de que se entierran cadáveres emparedados o los vecinos muestran esa doblez, donde la persona más cercana tiene asesinatos en sus espaldas o las casas son un lugar donde se deciden cuestiones relacionadas con la depredación, la privatización de recursos o el asesinato de individuos.
En un contexto de macroviolencia la frontera noreste es como una puerta abierta donde hay un continuo desplazamiento, aunque es también una forma de canalización.
Así, “estamos ante una continua actualización de la violencia, de esa capacidad de hacer y rehacer en una escala temporal, lo que nos limita a la hora de afrontarla desde lo científico, las ciencias sociales o perspectivas como la artística”.
El especialista reconoció que “el espacio debe entenderse como una idea dialéctica no solo orográfica y administrativa sino también ontológica; el noreste es dinámico, pero se encuentra en un punto de abandono, donde fuerzas chocan sin que una absorba a la otra”.
En Matamoros, “estamos en donde la confusión es parte de la realidad, donde el rumor ha alterado el espacio público y ha sido deliberadamente inducido por varios años y décadas de destrucción por el discurso priista, y así en los rescoldos estamos repensando el espacio público”, dijo.
El escenario es dramático, “pues no sabemos si el que está vestido de marino es un sicario o civiles que son parte de grupos especiales de la marina, así es muy complicado llegar al sentido de la palabra, como investigadores tenemos la posibilidad de extraer esa parcelación o recuperar el espacio de los objetos”.
Por tanto, “debemos ampliar la idea de los objetos, que no sólo sirven como prueba en el apartado judicial, sino que tienen la capacidad de establecer silogismos limitados que permiten establecer por qué el sujeto opta por ellos. Las mantas que usan los criminales para comunicar nos pueden decir mucho de cómo funcionan en una sociedad que vive con grandes problemas en una región que padece una crisis”.
El Seminario virtual internacional Estéticas de la extracción: miradas latinoamericanas a las crisis contemporáneas. Cuatro aproximaciones a zonas críticas de los mundos contemporáneos es organizado por el Doctorado en Humanidades de la Unidad Xochimilco de la Casa abierta al tiempo.
