Trabajadoras de Andorra están molestas por contrato que no les permite cobrar salario mínimo profesional

Andorra la Vieja, Andorra, Europa.- Los trabajadores y trabajadoras que están contratadas por empresas que ofrecen servicios de limpieza se sienten infravaloradas, no sólo porque su trabajo «parece de segunda», sino que se quejan de que tienen un contrato laboral mínimo que les impide disfrutar de los beneficios de la CASS y les comporta una baja remuneración.

En la nómina de este mes se verá reflejado el incremento decretado por Gobierno del 7% para los sueldos más bajos, pero básicamente el centro del malestar es que algunas de las empresas –las más importantes– realizan contratos de 36 horas semanales. Esto hace que por tan sólo cuatro horas no puedan percibir el salario mínimo interprofesional, que permite acceder a las prestaciones de la seguridad social. Son 36 horas por una dedicación de seis días a la semana y, por tanto, un solo festivo, lo que hace que el calendario de trabajo sea poco atractivo y el sector –y, por tanto, las propias empresas– sufren una rotación de personal que no beneficia. Muchas de las trabajadoras intentan dar el salto a otros trabajos que no tienen que ver con la limpieza en busca de mejores condiciones laborales.

La hora de trabajo representa una remuneración bruta de 6,9 euros por hora, es decir, 1.005 euros mensuales brutos. Cuando han intentado negociar con la empresa, ésta ha argumentado que no disponen de presupuesto para abonar el salario mínimo que garantice el acceso a la sanidad pública, por lo que la mayoría del personal lo que hace es poner de su bolsillo el diferencia y de esta forma mantener la afiliación a la CASS.

La empresa también les ha comentado que los clientes –en su mayoría grandes áreas comerciales y comercios importantes– piden un servicio de seis horas diarias de limpieza, lo que se traslada al empleado, que por norma habitual tiene asignado siempre el propio cliente. Pero los trabajadores sospechan que se esconde una estrategia que permite a la empresa que, en caso de bajas por enfermedad o cualquier imprevisto, poder disponer de trabajadores que cubran esta inesperada situación.

Bandera de Andorra

Algunos de estos trabajadores admiten que no todo el mundo tiene las mismas condiciones, y que algunos sí tienen un contrato de 40 horas semanales, pero agradecerían un esfuerzo porque consideran que conseguir cuatro horas de trabajo más a la semana no es un reto inasumible.

Normalmente las empresas dividen a la plantilla en tres turnos: mañana, tarde y noche. Por la noche la tarifa es más cara pero no todo el mundo está dispuesto a sacrificar su vida familiar a cambio de un ingreso algo más elevado.

Muy diferente es la situación de quienes se dedican por cuenta propia y que habitualmente realizan la limpieza de domicilios particulares. Estas mujeres y hombres suelen tener una tarifa media entre 10 y 13 euros, y la mayoría suele completar la jornada laboral de ocho horas al día sumando todas las casas en las que son contratadas. Por ley, el particular tiene la obligación de dar de alta en la CASS a la trabajadora del hogar y pagar las vacaciones proporcionales en función del tiempo que le dedica al domicilio. Pero esto no siempre es así, y en algunos casos existe una tarifa con CASS y otra sin la cotización. Algunas de estas trabajadoras se pagan ellas mismas una mutua de seguros por estar cubiertas en caso de accidente.

Si la CASS verifica que alguien no está asegurado puede abrir un expediente sancionador al patrón doméstico que puede variar entre 1.000 y 10.000 euros. Se trata de un sector que sigue feminizado, precarizado y que muchas de las trabajadoras no llegan al salario mínimo interprofesional. Por eso, muchas de ellas deben acogerse a regímenes especiales como complementos de salario.

CLAVES

1. Un trabajo que se merece el respeto de todos

Las trabajadoras recuerdan que se trata de un trabajo de gran responsabilidad que merece el respeto de todos. Piden más formaciones.

2. El particular también debe pagar a la CASS

La CASS puede abrir un expediente sancionador al patrón doméstico que puede variar entre los 1.000 y los 10.000 euros si la empelada no está declarada.

3. Diferencias según el tipo de contratante

Las trabajadoras que se dedican a domicilios particulares suelen tener unos sueldos mayores que las que forman parte de la plantilla de una empresa.

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