Desapariciones, un abuso del Estado constante y en crecimiento: madre buscadora

Álvaro Obregón, Ciudad de México, México, América.- Las desapariciones en México no son un fenómeno, son “un abuso por parte del Estado” que ha sido constante y en crecimiento, cuyo antecedente fueron las personas desaparecidas en el 68 y en la guerra sucia, señaló Jaqueline Palmeros, madre buscadora que forma parte del colectivo ‘Una Luz en el Camino’.

Así lo dijo en la Universidad Iberoamericana Ciudad de México durante la mesa de diálogo ‘Ruido. Acompañando a las desapariciones desde la dignidad’, organizada por el Departamento de Ciencias Religiosas, donde dijo que las entidades con mayor incidencia en desapariciones son Tamaulipas, Veracruz, Jalisco y Sinaloa; y que existen alrededor de 250 colectivos en el país en busca de más de 120 mil personas desaparecidas.

Jaqueline, cuya hija Monserrat Uribe Palmeros desapareció el 24 de julio de 2020 en Iztapalapa, mencionó que tiene ahora el trabajo de salir con pala y pico a impulsar brigadas de búsqueda, “para que las autoridades nos den unos días con seguridad para poder buscar a nuestros desaparecidos; porque corremos un peligro inminente todas las madres buscadoras. Este año tan solo, son ocho compañeras buscadoras que han asesinado -en diferentes estados- por buscar a sus hijos”.

Y es que, en cuanto a mecanismos de protección, mencionó que ellas no están protegidas por nada, pues, aunque el Estado les dio un botón de pánico -que deben llevar-, “lo quieren para tenernos controladas, para saber qué hacemos, a dónde vamos”.

Añadió que, en el país, “tenemos una crisis forense enorme”, con más de 52 mil cuerpos sin identificar, porque según el gobierno, no tiene el recurso para hacer unas confrontas genéticas, ni una plataforma de perfiles genéticos. “¿No tienen o no la quieren hacer? Hemos recibido proyectos de la UNAM, el gobierno los ha recibido, ha recibido donaciones de otros países y no los ponen en función; por qué”.

Por eso, las madres tienen que ir a buscar. La propia Jaqueline, de noviembre de 2021 a enero de 2022, vio tan solo en el Estado de México a mil 200 mujeres sin identificar; “me enseñaron niñas, adolescentes”. Ahí, preguntó a los médicos forenses qué estaban haciendo para devolver a esas mujeres a sus hogares, “y me dijeron que no se les permitía a ellos filtrar ningún tipo de información; ¿de verdad ustedes creen que no se puede hacer nada para identificar a esas mujeres?”.

Ante esa realidad, Palmeros asevera: “la apatía, la omisión, la negligencia y la indolencia por parte de las autoridades, y de la misma sociedad, nos ha llevado a estar en este lugar, y que este problema, lejos de disminuir, vaya en aumento”.

También comentó que “aquí ya nadie se salva”, porque los cárteles se llevan: a jóvenes en edad productiva, para que ser sicarios; a mujeres de la tercera edad, para que sean las nanas que cuiden a sus hijos; a veterinarios, para que atiendan a sus animales; o a médicos, porque los balacean o enferman.

Además, a las personas desaparecidas las revictimizan, porque tienen un tatuaje, porque llevaban un vestido corto, porque eran bonitas, porque fueron a una fiesta, porque tomaban alcohol o drogas; empero, “nadie tiene derecho de llevarse a una persona”, a una hija(a), esposo(a), hermana(o). “No sé si ustedes se han imaginado en algún momento qué se sentiría si la persona más amada de repente se la llevaran y no la encuentran. Es un dolor que no les podemos explicar”.

Agregó que al no haber en México abogados expertos en materia de desaparición, las familias buscadoras “necesitamos jóvenes que hoy por hoy nos quieran ayudar, que quieran enterarse e informarse de la desaparición”. Y pidió al resto de personas que integran la sociedad no esperar a que esto también les pase para ser empáticas; el compromiso de la sociedad y de las autoridades debería de ser ahora.

“Yo los invito, de verdad, a que hagamos conciencia acerca de los más de 120 mil desaparecidos, que seamos empáticos, que sean empáticas con nosotras. Detrás de nosotras vienen, desgraciadamente, muchas familias más”. Y aunque a Jaqueline le encantaría decir que las desapariciones se van a terminar, “cada vez se nos acerca más gente que está pasando por el mismo dolor, y nos toca ayudarlos”.

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