El futuro del trabajo, ¿en riesgo por las nuevas tecnologías?

Tlalpan, Ciudad de México, América.- Las nuevas tecnologías de la llamada cuarta revolución industrial podrían traer consigo un futuro sin trabajo como actividad que produce y reproduce la sociedad, de acuerdo con algunas posturas sociológicas, señaló Juan Sebastián Carbonell, académico de la École Normale Superieure París-Saclay.

Algunos teóricos llaman a este proceso el capitalismo de plataforma, donde se vislumbra el futuro del empleo y el fin de la ocupación asalariada, “tal como lo conocemos hoy en día”, dijo el doctor en Filosofía en conferencia magistral.  

En el Seminario Internacional El Futuro del Trabajo, la Democracia y la Economía, organizado por la Maestría y Doctorado en Estudios Sociales de la Unidad Iztapalapa, y que tuvo lugar en la Casa Rafael Galván, el doctor Sebastián Carbonell advirtió que la pandemia por COVID-19 reactivó los debates sobre el futuro laboral y trajo un efecto paradójico.

Por un lado, proliferaron artículos sobre el fin del trabajo y que el coronavirus SARS-CoV2 sería un acelerador de la digitalización de la economía; imaginando este futuro es de suponer que la robotización resultaría óptima, “si lo vemos en términos de que los robots no se enferman y, por tanto, no necesitan confinarse”, apuntó.

Por otro lado, el COVID-19 puso en evidencia que el trabajo de servicios, en especial el menos calificado y mal pagado, fue esencial durante la pandemia, sobre todo el de cajeros, transportistas y repartidores.

En su libro El futuro del trabajo –publicado a principios de 2022– el autor se opone a los discursos hegemónicos sobre el fin de la ocupación asalariada, apoyado en investigaciones de otros teóricos, entre ellos Antonio Casilli, Aaron Benanav, y Jason E. Smith.

Una máquina –y por extensión cualquier proceso técnico de trabajo– es ante todo un artefacto social que implica un tipo de tecnología y su interrelación humana. En la publicación habla sobre el devenir de la actividad laboral en Europa, pues fue en el norte global donde se problematizó el tema por primera vez, pero afirmó que el debate puede adaptarse al sur global y a los países en desarrollo.

El sociólogo planteó cuatro consecuencias de las nuevas tecnologías sobre el trabajo que no se limitan al desempleo tecnológico: la sustitución, que es cuando la tarea humana es reemplazada por la robótica; mientras más repetitivas y sencillas sean las operaciones en una industria, es más fácil suplantarlas por métodos automatizados o robotizados.

Otra es la descalificación o recalificación del trabajo, que se refiere a que cuando se eliminan algunas tareas, éstas pueden ser redistribuidas con una más calificada, por ejemplo, en el manejo, programación o alimentación de maquinaria. Hoy día, en el caso de la industria 4.0 puede verse el desarrollo de empleos de científicos de data en la organización de la producción industrial.

Una tercera consecuencia es la intensificación del trabajo impulsada por la maquinaria y el equipamiento industrial, que provoca que sólo algunos empleados se concentren en las tareas con más valor agregado. La última es el control, que se expresa en una relación de poder sobre el proceso laboral.

La jerarquización permite a un superior tener mayor control sobre el proceso laboral gracias a las nuevas tecnologías; también se implementa una mayor supervisión sobre el rendimiento de los trabajadores y de las máquinas por medio de las tecnologías digitales.

Actualmente, lo que más se ve en la industria es la digitalización del trabajo, es decir, el uso de la data digital en la organización de la producción, sobre todo en operaciones de control de calidad y el seguimiento de procesos como la planificación y la optimización, entre otros.

En tanto que la automatización o robotización implica invertir en equipamientos industriales mucho más sofisticados, lo cual puede resultar en un mal negocio, pues puede ser poco fiable.

Sebastián Carbonell habló de la categoría del precariado que se desprende de los conceptos de Pierre Bourdieu sobre la precariedad; el término se identifica como un grupo social del proletariado que se define por la ausencia de toda forma de seguridad social que beneficiaba a la clase obrera o al proletariado de la posguerra; no obstante, los intereses del proletariado y del precariado tienden a converger.

La precariedad del trabajo tiene que ver hoy por hoy con los contratos temporales y las nulas prestaciones sociales, lo que es más frecuente en las poblaciones jóvenes. Carbonell se pregunta si el modelo de negocio del uso de plataformas digitales (uberización) podría ser el principal vector de precarización de la mano de obra para el futuro y concluyó que “seguimos viviendo en una colectividad basada en el trabajo, pues continúa siendo la principal actividad a través de la cual se produce y reproduce la sociedad, y la ocupación asalariada sigue siendo la norma. El empleo sigue teniendo un lugar central en la vida de los individuos y en las representaciones sociales”.

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