Las ‘calenturas’ de un alcalde (de Victoria) traidor

Por: Antonio Arratia Tirado

Cd.  Victoria, Tamaulipas.- No, robar, no mentir y no traicionar. Esa es y ha sido la máxima del presidente Andrés Manuel López Obrador y de la Cuarta Transformación.

Ese apotegma, recogido a pie juntillas por el gobernador Américo Villarreal Anaya,  es una figura retórica consistente en expresar un pensamiento profundo, ético, en forma concisa y en pocas palabras.

Pero evadamos la retórica y vayamos a la realidad, la triste, terca y cruda realidad que  desnuda a los ignorantes, a los mentirosos y a los ladrones.

Egocéntrico, fifí de nacimiento, priista de corazón y morenista por conveniencia y negociación,  el alcalde de Victoria, Eduardo Gattás Báez cerró los ojos y se quedó en su vieja etapa de ‘millenialns’ -generación comunmente calificada como perezosa, poco preparada y con aspiraciones de vivir bien pero sin trabajar-,y quedó encuerado, desnudo, enseñando sus miserias.

Cerró los ojos al no robar, no mentir y no traicionar y adoptó la versión del apotegma del pensador romano Virgilio: “La fortuna ayuda a los audaces”.

Con la realidad distorsionada a conveniencia, Gattás Báez optó por limpiarse el trasero con el apotegma de López Obrador, de la 4T, de Morena –y hecha suya por el gobernador de Tamaulipas-, y desde que llegó a la alcaldía de Victoria empezó a mentir, a robar y a traicionar, sin rubor alguno.

Catapultado por una estructura muy parecida a la del crimen organizado, el alcalde se llenó de audacia y devoró rápidamente un presupuesto de 22 millones de pesos presuntamente autorizado para publicitar las labores del gobierno municipal y de paso su deteriorada y lamentable imagen.

Sin embargo, lo que ya es público es que una parte de ese dinero se quedó en sus cuentas bancarias y otra, sustancial, fue a parar a lo bolillos de la marabunta azul, curiosamente la que más ha golpeado al gobernador Américo Villarreal.

Al estentóreo y épico grito de “la fortuna favorece a los audaces”, el alcalde se sintió poderoso y perdió pisada, tanto que ahora llora que llora por los rincones y no lo animan ni las zalameras palabras de sus asesores, cuasi delincuentes que en una nalga traen tatuado el fierro de Egidio Torre Cantú, y más escondido, en la otra, el del mismo Francisco Javier García de Vaca.

Gime como niñato porque sabe, y bien que sabe, que el gobernador está puntualmente informado de que ya lo traicionó, que es un ladrón y un mentiroso. Sabe que una buena parte del dinero que ha robado lo ha usado para golpearlo por medio de los mismos testaferros que desde la campaña emplearon la  injuria, la difamación y la guerra sucia para bajarlo y subir así al tristemente célebre  “Truko” Verástegui Ostos

Sabe, también, que el alcalde se quedó con la mitad de los 15 millones de pesos que recibió para entregar a los trabajadores sindicalizados que aún se manifiestan en su contra frente a Palacio de Gobierno.

Ah, y preguntando donde debe  para tener la certeza, ya tiene los primeros indicios de que un grupúsculo de choque del multicitado alcalde de Victoria participó como de generador de violencia en los hechos ocurridos en la Facultad de Medicina, Veterinaria y Zootecnia de la UAT.

Pronto, tendrá las pruebas de que el alcalde, también, se habrá quedado con los 30 millones de pesos que debían estar en Victoria como obras terminadas, pero en la noche y en el día espantan porque realmente son obras fantasmas.

Que dónde está el dinero?: quizás en la remodelación de su residencia -donde empleados de la alcaldía son obligados a trabajar bajo amenaza de ser despedidos o quedarse sin sueldo-, en cirugías estéticas y en las onerosas cantidades que reciben personajes como Guillermo Martínez García y quienes fueron sus amanuenses oficiales con Egidio Torre Cantú en la coordinación general de Comunicación Social, y que después empleó en la campaña de Baltazar Hinojosa Ochoa y luego en la de César Verástegui.

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Enfadado de por sí porque las traiciones de alcaldes de Morena se han hecho costumbre (Madero, Matamoros, Altamira y ahora Victoria), el gobernador de Tamaulipas está más molesto con las expresiones melosas de Eduardo Gattás porque sabe que pretende verle la cara, sobre todo ahora que está enterado de que mañana, sí este jueves, Gattás hará oficial la contratación de una pléyade de personajes que giran en torno a la órbita de Oscar Almaraz Smer (coordinador de campaña del “Truko Verástegui en una maniobra que lo mantenga en situación de contar  con operadores políticos que le hagan remontar  el cada vez más inocultable repudio de la población o, de plano, recurrir al apotegma de Virgilio, ese de que la fortuna favorece a los audaces.

Es decir, su delirio de grandeza es tan enorme que estaría sopesando la posibilidad de dar un salto al vacío y, con la ayuda de egidistas, cabecistas y priistas venidos a menos, retar al gobernador buscando retener la alcaldía de Victoria por otro partido, que por supuesto no sería Morena.

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