Tiradas, trampas y tiros en San Pablo y Ámsterdam, para erradicar gatos y roedores

Martin-de-Viviès, Isla de Ámsterdam, Oceanía.- Erradicación a la vista en las Tierras Australes y Antárticas Francesas. El objetivo: gatos, roedores y cualquier otra especie introducida por el hombre en Ámsterdam, una de esas islas del fin del mundo. Estos ejemplares introducidos de forma más o menos voluntaria han desequilibrado el ecosistema de este territorio del océano Índico, clasificado como reserva natural en 2006, que cuenta con una única instalación humana: la base científica Martin-de-Viviès.

Esto pasará por medidas difíciles para limitar las especies invasoras, que han regresado a la naturaleza y están proliferando. “El proyecto Reci [restauración de los ecosistemas insulares en el Océano Índico] tiene como objetivo erradicar ratas, gatos y ratones para el invierno de 2024”, dice Lorien Boujot, técnico de gestión de mamíferos introducidos en la isla de Ámsterdam. “Son la principal causa de la desaparición de una decena de especies de aves reproductoras”, prosigue. Las ratas tienden a depredar los huevos o incluso los polluelos, y los gatos pueden atacar a los animales en la etapa adulta.

Estos animales también pueden traer nuevas enfermedades a la vida silvestre local. El cólera aviar, en particular, podría haber sido introducido por las ratas, diezmando ahora la población de albatros de hocico amarillo. La vegetación no es inmune. “Los ratones comen muchas semillas de plantas autóctonas como Phylica, un arbusto que formaba un cinturón alrededor de la isla y cuya regeneración natural es casi inexistente”, lamenta Lorien Boujot.

Dos años para certificar el éxito de la operación

En términos concretos, la operación de erradicación prevista para el invierno austral de 2024 consistirá en dos fumigaciones aéreas sobre toda la isla de 55 km2, que es muy accidentada, con tres semanas de diferencia. “La dificultad es que si no perdemos el área vital de un roedor, la operación es un fracaso”, advierte Lorien Boujot. “Desde 2017, se han realizado estudios preliminares para comprender mejor las especies objetivo. Es importante no intervenir en la reproducción plena porque se corre el riesgo de que queden jóvenes que no se ven afectados por los métodos de erradicación”, insiste.

El proyecto también proporciona equipos en el terreno para apuntar a los últimos gatos salvajes usando trampas o disparos. Dotados de un permiso de caza, dos agentes de campo especializados en “mamíferos introducidos” son los encargados de esta tarea para la temporada de invernada de 2023.

“El año pasado, nuestros antecesores erradicaron siete individuos y hace un mes y medio, dos meses, que no hemos visto más en las cuarenta trampas fotográficas. Creemos que podrían quedar entre uno y cinco”, dijo Louis Gillardin, uno de estos agentes especialistas. Y eso de añadir: “Yo nunca he matado a un gato en mi vida y si eso pasa, no me va a hacer feliz… Si hubieran desaparecido, nos vendría bien”. Pero estos esfuerzos ya parecen estar comenzando a dar sus frutos. Los ornitólogos han notado una caída en la mortalidad de polluelos desde la instalación de trampas para ratas alrededor de la colonia de albatros de pico amarillo.

Al finalizar la campaña de erradicación de 2024, será necesario esperar dos años sin detección de animales para dar fe del éxito de la operación. Los especialistas esperan el regreso de las especies de aves que habían dejado de anidar en Ámsterdam en la próxima década. Se observará especialmente la colonia de albatros de pico amarillo.

Una vez que se erradiquen las especies introducidas, “podremos ver el impacto de la rata, el depredador y la fuente del patógeno. No se sabe si las ratas son portadoras del cólera aviar y lo transmiten a las aves que muerden o si son portadoras porque comen aves portadoras. Una colonia sin ratas también permitirá probar la verdadera eficacia de la vacuna” contra esta enfermedad, espera el investigador del CNRS en ce o-epidemiología Jérémy Tornos.

Mayor vigilancia durante el repostaje

El conjunto de esta operación cuesta «más de dos millones de euros», según el subdirector de la dirección de medio ambiente de los Territorios Australes y Antárticos francés, Clément Quetel. Pero este dispositivo “moviliza un equipo [durante] años. No podemos liderarlos a todos al mismo tiempo”, dice el gerente. En definitiva, difícil extenderlo.

En la isla de Kerguelen, que también forma parte de esta comunidad en el Océano Índico, “proyectar la erradicación del ratón, que está presente en casi todas partes, es sencillamente imposible desde un punto de vista material, económico, humano y logístico. Erradicar el gato de Kerguelen, tampoco se puede lograr hasta la fecha”, subraya Clément Quetel. Entonces, más que la erradicación, las autoridades apuestan actualmente por “limitar” las especies introducidas, con acciones dirigidas de “atrapar y disparar”.

La última dificultad radica en la sostenibilidad del proceso. La próxima vez que desembarques del barco, las ratas no deberían volver con el equipaje. Los cuatro atraques anuales del Marion Dufresne, un barco francés que abastece a las Tierras Australes y Antárticas Francesas desde Reunión, están particularmente monitoreados. No se han encontrado rastros de roedores en el barco desde mediados de 2021, lo que las autoridades portuarias ven como una “buena señal” de que las plagas no han regresado.

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