Este será mi último año sembrando sorgo en Tamaulipas, por falta de subsidios y sequía

Guillermo Aguilar Flores.

Ciudad Victoria, Tamaulipas, México, América.- “Sembrar sorgo ya no es redituable”, afirmaron desconsolados los agricultores de la región fronteriza de Tamaulipas, quienes han realizado bloqueos de carreteras y el puente comercial para presionar al gobierno federal y a los encargados del rubro agrícola para un precio justo de la semilla.

Actualmente el precio por tonelada es de 3 mil 500 pesos, por lo que ellos han insistido que lo necesario para sobrevivir es de 6 mil pesos por tonelada. Ejidatarios aseguran que la falta de apoyos gubernamentales ha dejado al campo tamaulipeco en el abandono. Ahora ven una crisis que nace entre la tierra que un día fue la más fértil y activa del noreste mexicano.

“El sorgo era uno de los cultivos base de nuestra región. Pero hoy, entre el precio del diésel, fertilizantes, insecticidas y la falta de subsidios, simplemente ya no alcanza”, señaló Guillermo Aguilar, presidente del Frente Estatal de Agropecuarios de Tamaulipas.

A esto se suma la incertidumbre climática, la escasez de agua y la falta de infraestructura para el almacenamiento y comercialización del grano, factores que impactan directamente en la rentabilidad.

En años anteriores, programas como Procampo o Apoyos Directos permitían cubrir parte de los costos y asegurar un ingreso mínimo. Sin embargo, hoy los agricultores enfrentan solos la carga de los riesgos productivos.

“Antes, al menos con los apoyos federales y estatales, se amortiguaba la inversión. Hoy todo sale de nuestro bolsillo. No hay manera de sostenerlo”, lamentó.

Los productores piden la reactivación de programas de apoyo al campo, esquemas de financiamiento accesibles y un precio de garantía que incentive la producción o, de lo contrario —afirman—, la región podría enfrentar un retroceso productivo sin precedentes.

La semilla roja ha sido un cultivo que por décadas dio sustento a miles de familias. Ahora, el campo se marchita sin esperanza, dando paso al abandono por sus propios productores, vencidos por la indiferencia institucional y los precios internacionales.

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