Científica de Costa Rica integra equipo que enviará células humanas al espacio

San José, Costa Rica, América.- Daniela Vega Gutiérrez es una biotecnóloga costarricense cuyo trabajo pronto se verá en la Estación Espacial Internacional (EEI). Ella es parte de un grupo de científicos que enviarán células humanas al espacio para ver cómo se comportan en condiciones de microgravedad.

Luego de casi un año de trabajo, el proyecto está listo para ser llevado al espacio. La iniciativa se llama Investigación Biológica Utilizando Inteligencia Artificial para la Neurociencia en el Espacio (BRAINS, por sus siglas en inglés, palabra que a su vez significa “cerebros”).

Esta misión consiste en agrupar células humanas en un modelo 3D; estos cultivos celulares, también conocidos como organoides, están diseñados para imitar el cerebro humano.

Vega, quien se encuentra en Cabo Cañaveral, Florida, para ultimar los detalles del lanzamiento, previsto para el próximo martes 14 de marzo desde el Centro Espacial Kennedy, profundizó en qué son los organoides y cómo pueden ayudar a entender mejor el cerebro y el desarrollo de algunas enfermedades.

“Los organoides son modelos celulares complejos que buscan imitar determinados órganos, en nuestro caso es una parte específica del cerebro, el cerebro medio”, explicó la biotecnóloga, oriunda de Coronado, quien tiene una maestría en sistemas modernos de manufactura. Además, desde 2020 estudia en Luxemburgo.

Si los organoides se hacen lo más parecido posible a un cerebro, pueden utilizarse para estudiar enfermedades neurodegenerativas, como el párkinson. Por ello, en este caso, el modelo que irá al espacio modela el cerebro medio, la parte que se ve más afectada por esa enfermedad. Estos organoides ya se habían utilizado en el laboratorio donde Vega cursó su maestría en sistemas modernos de manufactura.

Diferentes organoides cerebrales también podrían estudiar otras enfermedades o condiciones, como el alzhéimer, o ver cómo evoluciona el cerebro en un embrión en gestación.

La idea de llevarlos al espacio es ver si en microgravedad los organoides pueden crecer más, porque los desarrollados en la Tierra “son pequeñitos, pueden llegar a tener un tamaño máximo de dos milímetros y eso limita lo que podemos obtener de ellos. La esperanza es que en las condiciones de microgravedad crezcan y logren una mayor complejidad que se asemeje a un cerebro”, dijo la joven, de 34 años.

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