Completan construcción de línea ferroviaria en Argelia, une Tinduf y Ghar Djebilet

Argel, Argelia, África.- En su 63° Día de la Independencia, Argelia marcó el inicio de una nueva era, cuyo lema es que el sur está en el corazón de la república, no en su periferia. El ferrocarril que corta el silencio de Tinduf representa las primeras líneas de la historia de una economía nacional liberada de la dependencia y de los proyectos tradicionales.
Dando pasos firmes hacia la profundidad estratégica, Argelia ha completado oficialmente la construcción de la línea ferroviaria que une Tinduf y Ghar Djebilet, una distancia de 135 km. Este movimiento tiene más simbolismo económico y político que las simples cifras de ingeniería.
Lo que se ha logrado no es un mero logro técnico ni un mero proyecto de transporte. Más bien, representa el comienzo de una revitalización del sur de Argelia, descrito durante mucho tiempo como «aislado». Es hora de que se convierta en el corazón palpitante del desarrollo nacional integral. La conexión de la mina de Ghar Djebilet a un ferrocarril representa un salto cualitativo en el aprovechamiento del potencial natural de la región, tanto más cuanto que la mina está considerada entre los yacimientos de hierro más ricos del mundo, lo que convierte al proyecto en una auténtica puerta de entrada de Argelia a los mercados internacionales.
El mensaje de hoy es claro: Argelia se está preparando para dejar atrás una economía rentista y está avanzando hacia el establecimiento de mercados de materias primas estratégicos, gracias a la infraestructura que se está construyendo a largo plazo.
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Esta línea ferroviaria no es el final del camino, sino sólo el comienzo de un enorme proyecto de 950 kilómetros que conectará Tinduf con Bechar y allanará el camino para transportar recursos desde el corazón del desierto a los puertos de exportación y plantas de procesamiento en el norte.
Aunque la primera fase ya se ha completado, la siguiente no es menos importante: una segunda fase, de 575 km de longitud, unirá Tinduf con Hammaguir, pasando por Oum El Assel. Fortalecerá la presencia logística del estado y dará un fuerte impulso a la economía local al crear empleos, facilitar el movimiento de bienes y recursos e integrar áreas remotas al ciclo económico nacional.
Aquí, el ferrocarril no es sólo un medio de transporte, sino una herramienta soberana y estratégica que reconfigura el equilibrio del desarrollo del país y cierra el paso a los argumentos que promovieron el aislamiento y la marginación del sur. En este sentido, lo que se ha logrado es una victoria del Estado-nación, que silenciosamente ha optado por hacer del desierto un espacio productivo, no un reservorio sin explotar.
Esta transformación no ha pasado sin preocupación para algunos observadores. Cualquier proyecto soberano, como un ferrocarril, que afirme la soberanía económica y logística sobre las zonas fronterizas es una bofetada a los contraproyectos que apostaban a que el sur permaneciera como un mero margen inmóvil. Argelia responde con palabras y hechos, no con eslóganes llamativos.
La atención ahora se centra en acelerar el ritmo del progreso en la segunda fase y garantizar que el sistema ferroviario esté conectado a los puertos de exportación y a las líneas de energía, transformando el sur de un punto de tránsito en un centro estratégico inevitable.