Reserva natural en San Eustaquio, es uno de los mejores lugares para bucear

Oranjestad, San Eustaquio, América.- Frente a la costa de San Eustaquio, una pequeña isla volcánica en las Antillas Neerlandesas, el Parque Nacional Marino de San Eustaquio alberga un auténtico tesoro submarino. Sus abundantes arrecifes de coral, sus coloridos acantilados submarinos y sus pecios colonizados por la vida marina lo convierten en uno de los lugares de buceo más famosos del Caribe.

La montañosa isla de San Eustaquio, enclavada en el Caribe Neerlandés, rodea el Parque Nacional Marino de San Eustaquio, una extraordinaria zona submarina con algunos de los arrecifes, pecios y laderas volcánicas más ricos de la región. El sitio, accesible en barco desde el puerto de Oranjestad, atrae a buceadores y biólogos de todo el mundo, cautivados por la diversidad de sus paisajes submarinos y el encanto intacto de esta isla recóndita.

Parque Nacional Marino de San Eustaquio: un tesoro submarino que rodea un volcán inactivo.

Creado en 1996, el parque marino abarca toda la costa de San Eustaquio en un radio de un kilómetro, cubriendo aproximadamente 27 km² de hábitat protegido. Su lecho marino, cubierto de praderas de fanerógamas marinas y arrecifes periféricos, descansa sobre antiguas coladas de lava del volcán inactivo de la isla, Quill. Esta característica geológica es la que le confiere al lugar su espectacularidad: el lecho marino alterna suaves pendientes con pronunciados desniveles, creando arcos, cuevas y cañones que se ven realzados por sus aguas cristalinas.

Una rica biodiversidad, desde esponjas marinas hasta tiburones de arrecife.

El parque marino cuenta con alrededor de sesenta puntos de buceo. Cerca de la costa sur, en Hangover, The Cliffs y Drop Off, gorgonias gigantes y esponjas barril crean un colorido telón de fondo para peces loro, damiselas y peces cirujano azules. Mar adentro, el CS Charles L. Brown reposa erguido sobre la arena a 30 metros de profundidad. Hundido en 2003, este antiguo barco cablero se ha convertido en un auténtico arrecife artificial, donde nadan morenas verdes, meros y pargos. Muy cerca, los buceadores principiantes pueden explorar otro pecio, el Double Wreck, compuesto por dos pequeñas embarcaciones enterradas a 12 metros de profundidad, ideal para observar tortugas carey y bancos de damiselas. Finalmente, frente a la costa norte, el Arrecife del Tiburón Nodriza hace honor a su nombre: es un lugar privilegiado para los tiburones nodriza, que permanecen inmóviles bajo los salientes rocosos.

Sint Eustatius, una isla llena de volcanes e historia colonial

La isla en sí tiene un ambiente tranquilo y un patrimonio marcado por el comercio durante el siglo XVIII. Las ruinas del Fuerte Oranje aún vigilan la bahía desde su promontorio rocoso, mientras que los almacenes abandonados en el paseo marítimo recuerdan la época en que San Eustaquio era un puerto de gran importancia estratégica. Toda la zona está dominada por el Quill, el volcán inactivo que dio forma a San Eustaquio y que ofrece una de las rutas de senderismo más bellas del Caribe. El sendero asciende a través de un bosque seco caducifolio, bordea el cráter a 60 metros de altitud y desciende a un bosque húmedo donde colibríes y palomas de corona blanca revolotean entre los claros. Desde la cima, el panorama se extiende sobre las islas de Saba, San Cristóbal y San Bartolomé, otros territorios por explorar…

(San Eustaquio, es un país en América, dependiente de los Países Bajos)

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